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La Ley Del Mínimo Esfuerzo vs. El Trabajo Duro

Autor: Sebas CelisAutor: Sebas Celis
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La Ley Del Mínimo Esfuerzo vs. El Trabajo Duro | Desarrollo Personal

La Ley Del Mínimo Esfuerzo vs. El Trabajo Duro

Es posible que hayas escuchado sobre la Ley del Mínimo Esfuerzo.

Ésta Ley, dice que es mejor ir por la vida, con un sentido de gracia, comodidad y ligereza, para evitar los problemas y el sufrimiento.

Y quizás también te hayan dicho que el trabajo duro tiene sus recompensas y que el esfuerzo es algo bueno.

Ésta última idea es sólidamente respaldada por historias de personas que superaron difíciles obstáculos para alcanzar sus metas.

¿Acaso se contradicen éstas ideas? ¿Es una más correcta que la otra? ¿Alguno de los métodos funciona mejor en ciertas situaciones pero no en otras?

Acompáñame y exploremos esto juntos.

¿Qué Es El Esfuerzo?

El esfuerzo es la aplicación de energía orientada a la consecusión de un objetivo concreto. En algunos casos, este esfuerzo podría sentirse como algo que se fuga de nosotros.

Cuando las personas piensan respecto al esfuerzo, imaginan trabajo extenuante, agotador y bastante difícil.

Sin embargo, existen diferentes tipos de esfuerzo.

Primero, existe el esfuerzo físico. Como ayudar a un amigo a mover un mueble, correr una maratón, o levantar pesas.

Por otro lado está el esfuerzo mental, usado por ejemplo para escribir un libro, componer una canción o empezar un negocio por Internet.

También tenemos el estrés emocional, generado por decisiones que requieran coraje y valentía (como dejar el empleo para dedicarse a algo mejor), divorciarse, o declararse en bancarrota.

Y por último, tenemos el esfuerzo de la conciencia. Mediante este esfuerzo atravesamos cambios tales como crear un nuevo estilo de vida, cambiar de carrera o dedicación por completo, o incluso alterar positivamente nuestra propia identidad.

Si vamos más allá, podemos crear más subcategorías tales como el esfuerzo financiero, el esfuerzo social… etc. Sin embargo, los 4 anteriores son los más asociados al Esfuerzo Personal como tal.

¿El Minimo Esfuerzo Implica Evitar Trabajar?

¿Sería inteligente esperar que algunas tareas se puedan realizar sin nada de esfuerzo? ¿Podría tu cuerpo ponerse en forma si sólo te sientas en el mueble de tu casa a ver televisión? ¿Se escribiría tu libro solo, mientras juegas golf? ¿Se van a pagar tus facturas mientras no piensas en dinero?

Algunas personas se han convencido a sí mismas de que evitar el esfuerzo físico, mental, emocional y de conciencia, es la aplicación correcta de la Ley del Mínimo Esfuerzo.

Y probablemente yo mismo me vi envuelto en tal mentalidad. Sin embargo, por éstos días no apoyo mucho esa forma de pensar.

Con eso dicho, de hecho me encanta la Ley del Mínimo Esfuerzo. Siento que es un principio sabio en general, siempre y cuando lo apliquemos inteligentemente.

Y por supuesto, la aplicación inteligente de esta ley no implica usarla como justificación para liberarte de ciertas tareas que te disgusten (pero que sean necesarias para conseguir tus metas).

La verdad es que existen cantidades de metas y objetivos que requieren trabajo duro — ¡Mucho trabajo duro! Estas metas, de hecho son las más interesantes y valiosas.

El problema no es que las metas sean difíciles. El problema es que, aparte del esfuerzo físico y mental (y quizás algo de esfuerzo emocional también), estamos agregando una dosis pesada de resistencia interna a dichas metas

Especialmente en forma de resistencia al proceso requerido para alcanzar la meta como tal.

Vemos el trabajo al frente nuestro y decimos «Ouch, es demasiado para mí».

La Ley del Mínimo Esfuerzo no significa que debamos evitar ese tipo de retos. Por el contrario, trata de verlo como una invitación para dejar de resistirte al esfuerzo requerido en dichas tareas. Cuando dejas de resistirte aun reto, se convierte en uno mucho más fácil, debido a que ya no estás luchando contra ti mismo.

«Mínimo esfuerzo» significa «Dejar de agregar resistencia innecesaria al trabajo verdaderamente necesario».

Trabajo Necesario vs. Trabajo Innecesario

Cuando decidí empezar un negocio por Internet, tenía muchas dudas. Y a pesar de haber leído cantidad de blogs, y hecho un par de cursos, no sabía si este era mi camino o no.

Registré un dominio (exitopersonal.com) y lo dejé allí para cuando «tuviera el tiempo» de pensar en ello.

Temía que fuera un proyecto que me consumiera todo el tiempo y no me generara nada de dinero. Me encantaba (y me sigue encantando) el Desarrollo Personal y consideraba que tenía mucho para compartir (y aún lo considero, jeje), pero tenía mis temores.

Estaba infectado por la mentalidad del común, que apela al dinero fácil y rápido (como el dinero de un empleo, que es seguro, lo recibes cada mes, y tu trabajo es siempre bastante similar).

Pero esto no era dinero fácil, ni tampoco era un trabajo libre de esfuerzos (de todo tipo).

Una vez me decidí, empecé simplemente a escribir artículos y a crear contenidos. No sabía qué vender, no sabía cómo pagar mis facturas si me iba a dedicar de tiempo completo a ayudar a miles de personas (y para colmo de males, para ese tiempo tenía 10 visitas diarias).

Luego de empezar y llevar unos meses, todo empezó a tomar forma, y mi primer forma de ingreso provino de la publicidad. Aún recuerdo ese maravilloso primer cheque 🙂

Luego de llevar un tiempo, pensaba: «Esto no es tanto esfuerzo, como pensaba ¿Verdad?». No lo era, yo estaba feliz (y lo sigo estando) dedicándome a cambiar vidas positivamente, y a impactar cientos o miles de personas alrededor del mundo, interesadas en crecer.

¿Pero cuál fue el esfuerzo innecesario en todo esto? Meses de retraso, postergación y dudas. Meses de resistencia a un nuevo estilo de vida… A una nueva vida, más bien.

Mis preocupaciones por quedarme sin dinero para poder sobrevivir, y también el pensar que a la gente no le gustaría mi forma de escribir, me detenía por completo. Yo me estaba resistiendo al éxito, y toda resistencia requiere esfuerzo.

¿Ves la diferencia?

En mi caso, no podía acostarme en mi cama y esperar a tener un negocio estable por Internet. Eso pudo requerir menos esfuerzo, pero no iba a producir resultados en absoluto.

La pregunta es: Si tienes una meta concreta, y quieres llegar a ella por el camino más fácil posible… ¿Es eso realmente la Ley del Mínimo Esfuerzo? ¿O es un camino en el que desperdicias energías y esperanza?

Muchas personas caminan Kilómetros, sólo para encontrar un ascensor y así evitar las escaleras al frente suyo.

¿Estás abandonando el camino del mínimo esfuerzo sólo por buscar el camino aparentemente más fácil?

¿De Qué Se Trata La Facilidad?

¿Es lo mismo que la evitación? Si evitas toda dificultad y reto, eso parecería fácil en el corto plazo… Pero, ¿Termina siendo más difícil en el largo plazo?

Debes darte cuenta que el camino del Mínimo Esfuerzo, no es el camino del No-Esfuerzo.

Y también debes darte cuenta, que buscar el camino del No-Esfuerzo, por lo regular termina requiriendo mucho esfuerzo de tu parte.

Esto me recuerda a las personas que buscan dinero fácil por Internet. Ellos creen que con sólo presionar algunos botones mágicos ya el dinero empieza a entrar en sus cuentas bancarias.

Y lo que realmente ocurre es que en la búsqueda de dichos botones, invierten cantidades descomunales de tiempo, dinero (en productos basura) y esfuerzo emocional, al ver que nada resulta como debería, y que están gastando dinero de sus ahorros, empleo, o pareja (incluso de los padres).

Cierto nivel de esfuerzo es bueno y saludable para ti. El camino del Mínimo Esfuerzo no es el camino de la Pereza. Es el camino del fortalecimiento a tal punto, que tus metas se sientan más livianas y llevaderas.

Tu problema más grande no es la dificultad de las tareas como tal. El trabajo requerido es posible de realizar. El problema es tu capacidad para realizarlo.

El problema no es que esas pesas sean de 50 Kg, el problema es que tú no tienes la fuerza para levantarlas. Pero si analizas a un fisico-culturista, ¿50 Kg será mucho problema para él? probablemente no. Probablemente sea un Mínimo Esfuerzo.

Apreciando El Esfuerzo Físico

Para dejar de resistirte al esfuerzo físico, tómalo como un ejercicio. Es saludable ejercitarse, puede hacerte más fuerte y ponerte en forma.

Algo que me encanta hacer, es no tomar el bus, sino caminar cuando necesito realizar ciertas diligencias. Esto no sólo me permite pasar más tiempo conmigo mismo (pues en el camino voy pensando cosas, y escuchando mi diálogo interno… como todos), sino que también me ayuda a ejercitarme.

En algunas ciudades esto no es posible, pero en donde yo vivo lo es, y puedo aprovecharlo.

Cuando realizar el trabajo requerido, y dejas de lado el esfuerzo innecesario, el esfuerzo físico es difícil pero posible.

Y todo esto, sin mencionar lo recompensante que es el esfuerzo físico. No hay nada como sentirse fuerte y lleno de energía.

Por supuesto en tu mente es probable que resulten todo tipo de excusas, pero si lo piensas bien, el esfuerzo físico es un premio. Algo que realmente deberíamos apreciar.

Apreciando El Esfuerzo Mental

Así como en el esfuerzo físico hay recompensas, en el esfuerzo mental también las hay.

¿Como por ejemplo? Volverse más inteligente, ágil y eficiente.

Tu cerebro mejora sus procesos a través de la repetición así como tus músculos crecen a través del esfuerzo. Si evitas el esfuerzo mental, sólo podrías esperar una vida de ignorancia y limitación intelectual.

Aparte de esto, evitar el esfuerzo mental es una de las causas principales del Síndrome de Alzheimer. Si ejercitas tu cerebro, éste estará sano y fuerte durante tus años de vida. Pero si abandonas el entrenamiento, la debilidad se apoderará de ti, literalmente.

Cuando realizas esfuerzo mental, inconscientemente te conviertes en una persona con mayor autoconfianza. Tu mente se da cuenta de que eres más capaz de lo que cree, y tu autoconcepto mejora.

Apreciando El Esfuerzo Emocional

Este quizás es el esfuerzo más difícil de apreciar, porque nuestra mente trata de evitar a toda costa el estrés, las preocupaciones y el miedo.

Nuevamente, es importante separar el esfuerzo necesario del innecesario. Quizás se requieran unos cuantos segundos de corage y valor. A veces sólo un par de segundos pueden crear momentum y llevarte a la acción con inercia.

Muchas veces no podemos controlar las emociones conflictivas en nuestro interior, pero tampoco es necesario resistirse a ellas.

¿Por qué dilatar y postergar una tarea que requiera esfuerzo emocional, si al final vas a terminar haciéndola igualmente? (o de lo contrario, fracasando espectacularmente).

Está bien ponerse nervioso y preocuparse en ocasiones. La ansiedad es una respuesta natural del ser humano. Lo que no está bien es rendirse ante esos sentimientos, y evitar la acción por pura resistencia.

El lado positivo del esfuerzo emocional, es que puede llegar a llenarte de vigor y entusiasmo.

Nada mejor que emocionarse por algo que hay que hacer, o que va a ocurrir (como un niño en Diseylandia).

Cuando dejas de lado la resistencia a ciertas emociones que percibes como negativas, permites que tu vida sea más divertida y emocionante.

Evitar algo por temor, resulta ser más difícil emocionalmente cuando le dedicamos energía a pensar «en lo que pudo ser» y nos lamentamos por ser unos mediocres, o cobardes.

¿Cómo Motivarse Para Realizar Cierto Tipo De Esfuerzo?

Claro, no siempre estaremos motivados para esforzarnos físicamente, mentalmente, o emocionalmente. Desafortunadamente la motivación es un recurso limitado, y para esto tenemos que tomar ciertas alternativas.

En mi caso, lo que hago cuando no tengo motivación, y debo esforzarme en algo… Es simplemente empezar.

Si debo ejercitarme y estoy algo cansado porque dormí poco, entonces lo ideal es levantarme, comer algo y empezar mi rutina de ejercicios.

Simplemente se trata de actuar a pesar de todo… Y esto, es un hábito realmente, por lo que ya te imaginarás lo fácil que es de implementar en el mediano plazo.

Enamorándose Del Esfuerzo

La ley del Mínimo Esfuerzo no te dice que archives el entrenamiento físico, dejes de lado los retos mentales, y te escondas de tus miedos. Simplemente es una invitación a dejar de luchar contigo mismo.

Si te llevas algo de este artículo, que sea esto: Si das lo mejor de ti por abandonar la resistencia interna, empiezas a ver maravillas en tu vida. Si adoptas retos mentales, te vuelves más inteligente y ágil. Si te ejercitas, te conviertes en una persona mucho más fuerte y saludable. Y si adoptas un mayor coraje en tus decisiones y actitudes, disfrutas más la vida.

¿Todo esto requiere esfuerzo? Por supuesto que si. Pero no tanto esfuerzo, como requeriría no hacer nada y luego asumir la consecuencias en cualquiera de los casos.

Aparte de que te estarías perdiendo de una vida llena de alegría y por consiguiente, felicidad.

¿Requiere esfuerzo divertirse en la vida? Nuevamente, claro que si. Pero cuando vives lleno de diversión, amor y alegría en tu vida ¿Realmente importa el esfuerzo? ¿Siquiera serías capaz de notarlo? ¿O más bien te verías absorbido por el momento y la emoción?

Enamórate del esfuerzo, acepta el trabajo necesario y deja de lado la resistencia. Abandona tus temores y miedos o simplemente enfréntate a ellos.

Y recuerda que el camino del Mínimo Esfuerzo no es el camino de la Vagancia. Es el camino de la mínima resistencia interna, y el camino de la armonía consigo mismo.

Si realmente comprendes esto, te das cuenta que la Ley del Mínimo Esfuerzo, y la Ley del Trabajo Duro, son de hecho la misma ley.

Equivalentemente buscan el mismo objetivo, y te llevan por el mismo proceso.

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