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La REGLA Del 50/30/20 Para Administrar MEJOR Tu Dinero

Autor: Sebas CelisAutor: Sebas Celis
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Casi siempre que queremos mejorar nuestras finanzas, lo primero que se nos viene a la mente es cómo manejamos mejor nuestro dinero (cómo lo gastamos mejor, lo invertimos, lo ahorramos, lo distribuidos entre las diferentes cosas que tenemos todos los meses).

La verdad es que cuando una persona se pone a pensar «¿cómo puedo mejorar esta distribución de dinero?» o «¿cómo puedo mejorar mis gastos, reducirlos?«, en fin, se hace difícil y abrumador pensar en tantas cosas al mismo tiempo.

Aquí es donde entra en juego una regla que te puede ayudar a lograrlo.

Es básicamente una estructura de distribución financiera que te permite todos los meses saber exactamente cómo puedes tener el control de tu dinero, de manera que estés logrando tus objetivos.

Además, también te permite tomar mejores decisiones y saber cuándo puedes o no hacer un gasto, y cuándo tienes la posibilidad de comprometerte o no financieramente con algún proyecto.

Sin más preámbulo, básicamente la regla del 50-30-20 se trata de distribuir el ingreso total que recibes en un mes, en 50% gastos esenciales, 30% gastos extra y 20% para pago de deudas (si las tienes) o ahorro e inversión.

Por supuesto, los porcentajes exactos son solamente una base, un lineamiento general que tú puedes implementar y, de hecho, puedes adaptar y modificar de acuerdo a tu realidad.

Sin embargo, se recomienda que se aplique tal cual, ya que te puede facilitar y ayudar a estructurar mejor tus finanzas con el tiempo.

50% Gastos Esenciales

En el 50% en gastos esenciales incluimos únicamente lo básico, aquellos gastos sin los cuales no podrías subsistir.

Por ejemplo, hablamos de comida y mercado necesario; no de restaurantes, ni de salir a cenar, ni de comidas rápidas; sino de lo que tú preparas en tu casa normalmente.

Hablamos también de costos de hogar.

Si tú vives en una casa por la cual pagas alquiler, ese alquiler sería un costo o gasto básico.

O si tienes una casa propia por la cual estás pagando una hipoteca o un crédito al banco, pues este sería el gasto, muy similar al otro.

Si ya tienes tu casa propia y no estás pagando nada al banco, probablemente tienes los impuestos que te llegan frecuentemente, los cuales debes asumir por ser propietario (entonces, si te llegan anualmente, puedes dividir entre 12 ese gasto y tenerlo en cuenta dentro de tu porcentaje como gasto esencial).

Otro gasto esencial son los servicios públicos básicos: Energía, agua y probablemente gas natural para cocinar.

Aquí no incluimos internet de 100 megas, o datos ilimitados del teléfono, sino únicamente los costos esenciales de vida.

Dependiendo de la situación, puede que algunas personas tengan por ejemplo un crédito estudiantil, o un crédito de vehículo, de los cuales deben incluir los pagos mínimos en esta categoría de esencial (especialmente si el vehículo es el que le permite ir a trabajar todos los días, o es prácticamente el que le permite generar tu ingreso).

Y listo, principalmente sería esto lo esencial.

Ya si tienes hijos, o alguna otro gasto en particular que de verdad sea vital para vivir y no quedar mal con ninguna obligación financiera, entonces lo incluyes también.

30% Gastos Extra

Aquí incluimos todos aquellos gastos que, si lo vemos seriamente, no son necesarios.

Muchas personas consideran que se morirían sin internet, pero si tú no pagaras por internet no te morirías de hambre; no te quedarías sin un techo bajo el cual cubrirte en caso de una tormenta; no te quedarías sin un cama donde descansar todos los días, en fin.

A menos que el internet sea tu medio de trabajo y de verdad lo uses en su mayor parte, para conseguirte el dinero de su supervivencia.

Por ejemplo, podríamos incluir una membresía de gimnasio, televisión o Netflix y otras suscripciones, internet fijo de hogar o datos móviles, salir a cenar en un restaurante o comprar comida rápida, o salir de rumba cada 8 días y comprar bebidas alcohólicas: cosas que definitivamente no son necesarias y esenciales para vivir.

También podemos incluir costos o gastos que son de única vez, que no todos los años o todos los meses los vamos a tener (cada uno tendrá sus propias ideas de cuáles podrían ser este tipo de gastos, por ejemplo los electrodomésticos o los zapatos).

20% Ahorro E Inversión (o Pago de Deudas)

Por ejemplo, el ahorro para un fondo de emergencia.

Es un ahorro que básicamente consiste en tener el dinero, en una cuenta disponible para retirar en cualquier momento, de 6 meses de gastos básicos.

Mira que con la cuenta del 50% podemos calcular la mitad de tu ingreso multiplicado por seis, o tu ingreso multiplicado por tres.

Esto es lo que deberías tener básicamente ahorrado en un fondo de emergencia; de manera que si no lo tienes, puedes utilizar el 20% de tus ingresos para empezar a ahorrarlo.

Si ya tienes tu fondo de emergencia, también aquí incluimos (en este 20%), el ahorro para el retiro, especialmente aprovechando el interés compuesto.

También si tienes deudas, analizar cómo manejar el tema de ahorrar o pagar deudas, de acuerdo a los intereses, costos, oportunidad, rentabilidad, etc.

O si vas a hacer abonos a capital directo a las deudas que tengas, lo cual te reduce cuotas e intereses en el largo plazo.

En caso de que no tengas deudas, sencillamente aquí podemos incluir lo que son las inversiones; ya sean los aportes periódicos, de acuerdo al portafolio de inversión que manejes, los fondos y demás; o que tú digas «voy a comprar una casa, voy a invertir en bienes raíces; necesito una cuota inicial de tanto dinero, entonces voy a empezar a ahorrar el 20% para ello«, es una inversión también.

¿Por Qué Puede Funcionar Esta Regla?

Primero que todo, la gran mayoría de las personas usa alrededor del 90% de sus ingresos en gastos esenciales y no esenciales.

Esto es sin contar que muchas personas simplemente están endeudadas, están pagando intereses altísimos, no dejan de comprar café en Starbucks o de salir a comer en la calle, y realmente no le prestan atención a cómo están distribuyendo sus gastos.

Es más, la mayoría de las personas casi nunca diferencia gastos esenciales de no esenciales.

El conocer y aplicar esta regla implica saber en qué categoría va cada gasto y también implica dejar un 20% para ahorro, ya que un 10% (que, si acaso, es lo que la mayoría de las personas juiciosas y que logran ahorrar consiguen) no es suficiente para conseguir nuestras metas.

Con esta regla, podríamos ajustarnos a ahorrar un 20%.

Aun así, dejamos un 30% de nuestros ingresos para lo que queramos (gastos extra), de manera que no sintamos que el ahorro a largo plazo nos está limitando el día de hoy.

Sin embargo, hay que hacer un cambio fundamental en la forma en que manejamos nuestras finanzas, y es: conseguir que nuestros gastos esenciales sean el 50% de nuestro ingreso.

Ya sea aumentando nuestro ingreso para que ese 50% sea más grande, o reduciendo nuestros gastos.

Para saber si un gasto es esencial o no, pregúntate cómo sería tu vida si no tuvieras ese gasto en absoluto, si no destinaras esa parte de tu dinero a ese producto o a ese servicio.

Por supuesto, hay que ser realista y razonable a la hora de pensar si un gasto es esencial o no.

No puedes decir que te vas a morir y no vas a salir a la calle si no pagas la peluquería o la depilación en cera… Es en serio que debemos pensar sobre esto.

Independientemente de esto, la mayoría de las personas tiene gastos esenciales por encima del 50%.

Hay que empezar por hablar de la comida, cómo podemos empezar a economizar en comida, comprar en momentos que haya promociones, buscar un producto de similar calidad pero de menor precio, comprar en combo (paquete de «pague 2 y lleve 3»), o cualquier otra estrategia que nos permita facilitar un poco, alivianar esta carga de gasto básico.

También con los pagos mínimos, por ejemplo de una hipoteca; muchas personas pasan años y hasta décadas pagándole al mismo banco el crédito hipotecario que les dio la primera vez, y no buscan otro banco que les compre esa deuda a una menor tasa simplemente por ignorancia o por pereza, cuando podrían estar reduciendo sus cuotas mensuales considerablemente, y sus gastos de intereses también.

Para todo el gasto bancario, también es bueno buscarse una entidad que no te cobre seguros, que no te cobre cuotas de manejo, anualidades o sobre costos por los productos que manejas con ello.

En realidad, esta parte no es tan difícil como parece, pero hay que empezar un trabajo de interiorizar cuáles son mis prioridades.

Hablando de prioridades, ¿qué pasa si nuestros gastos extra (o lujos, o gustos) están por encima del 30%?

Aquí es donde hay que saber que realmente estás priorizando tu presente por sobre tu futuro.

Yo siempre lo pienso de esta manera: si tu situación financiera hoy no es la ideal, es porque hace 5 o 10 años no planeaste que lo fuera, no tomaste decisiones alineadas con una mejor situación financiera al día de hoy.

Piensa que de todas maneras esos 5 o 10 años a partir de hoy igualmente van a pasar, y lo único que puede cambiar es que tú hoy tomes mejores decisiones con tu dinero, con lo cual estás priorizando también tu futuro.

Sí, disfrutando hoy razonablemente, pero pensando en que más adelante vas a necesitar quizás una mejor situación.

¿Quién más que tú para tomar la decisión de adquirir la responsabilidad de mejorar?

Así que planea cómo quieres vivir dentro de los próximos 10, 20, 30 años y empieza a actuar acorde a ello, modifica tu estilo de vida, date cuenta que existen maneras de tener diversión, entretenimiento, bienestar, armonía y felicidad sin necesidad de enriquecer a las empresas que venden alcohol; o enriquecer a las empresas que venden televisión hoy en día, pagando por 400 canales cuando solo vemos 3; sabiendo que podemos hacer ejercicio en casa o en el parque, sin necesidad de pagarle a un gimnasio; de que podemos negociar con nuestro proveedor de internet una mejor tarifa o buscar una competencia que nos brinde un mejor plan.

Aquí es fundamente que tengamos claro cuál es el 30%, y que cualquier gasto que esté fuera de ese 30% no lo puedo hacer, e incluyo en el 30% solo lo que considero más prioritario para mí.

Ya cuando hablamos del 20% restante, por supuesto si tienes deuda debes buscar la mejor estrategia para el pago de esas deudas, y determinar si puedes ahorrar y/o invertir, o no.

Si no tienes deudas, o las tienes bajo control, y no tienes el hábito de ahorrar, es importante que empieces a tenerlo en cuenta en tu vida.

Por supuesto, la regla no siempre va a funcionar para todas las personas, no es una regla general ni una ley de la vida: es solamente un lineamiento y una generalización que podemos tratar de implementar.

No funciona especialmente para las personas que están sobre endeudadas, que están por encima de su capacidad de endeudamiento.

Tampoco aplica para las personas que tienen el objetivo firme y claro de alcanzar la libertad financiera, ya que para esas personas ahorrar un 20% no es suficiente; para esas personas probablemente la meta sea ahorrar un 50% (por supuesto, generando fuentes de ingresos que le permitan lograrlo).

Obviamente, tener en cuenta que si no te alcanza tu dinero para lo básico, claramente necesitas incrementar tus ingresos con fuentes de ingreso adicional, tener en cuenta el ingreso pasivo u otras estrategias para generar ganancias que te permitan conseguir estos objetivos.

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