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Por Qué Hacemos Cosas Que Sabemos Que Son Malas Para Nosotros

Autor: Sebas CelisAutor: Sebas Celis
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De alguna u otra manera todos los seres humanos tenemos malos hábitos, cosas que hacemos que sabemos que son malas para nosotros, pero igualmente continuamos haciéndolas.

A veces tomamos esas decisiones que, de alguna u otra manera, van a ir en contra de nuestro bienestar, ya sea en el largo plazo o incluso en el corto plazo, pero igual las tomamos.

¿Por qué será que ocurre esto?, ¿Cuáles son nuestras motivaciones internas y por qué será tan difícil a veces resistirnos a los malos hábitos?

Malos hábitos como por ejemplo:

  • Comer comida chatarra o poco saludable.
  • Dejar de hacer ejercicio frecuentemente (o en principio no hacer nada de ejercicio).
  • Fumar o beber alcohol.

Son cosas que sabemos que son malas para nosotros.

Incluso estudios demuestran que éstas son algunas de las principales causas de muertes.

El 50% de las muertes en los Estados Unidos, es por alguna de estas cosas:

  1. Por la mala alimentación (y las enfermedades que trae el exceso de grasa, azúcar, etc.)
  2. El consumo de cigarrillo (que por cierto es la causa más grande de todas)
  3. Por beber alcohol
  4. Y finalmente, la falta de actividad física (que termina causando problemas de rodillas, en los huesos, cardiacos, y cantidades más)

Lo interesante a entender, es que si nosotros llevamos a cabo alguno de estos hábitos y muchos otros negativos, con la consciencia de que son malos…

Es por alguna razón. Y de ello te quiero hablar aquí.

Para empezar, debemos analizar cuáles son los componentes de un hábito, ya sea bueno, malo o irrelevante.

Componentes De Un Hábito

El primer componente es el disparador, o el evento que lo activa en primer lugar.

Para muchas personas que fuman cigarrillo, ese disparador puede ser el estrés, la ansiedad, o el estar cansados después de un largo día de trabajo.

Y esto conlleva al segundo componente… Que es, la recompensa.

Por ejemplo en la comida chatarra, puede ser el sabor, o el sentirse lleno.

O en el hábito de no hacer ejercicio, la recompensa es quedarse en la cama descansando, no tener que salir en un día lluvioso.

Y esa comodidad, es lo que busca nuestro cerebro.

Todo el tiempo nuestro cerebro busca estar en una zona de confort.

En una burbuja donde no probemos cosas nuevas, no hagamos nada diferente, no nos incomodemos.

Es como practicar la «ley del mínimo esfuerzo».

Los malos hábitos ayudan a eso, porque le recompensan a nuestro cerebro con una dosis de dopamina, que en otras palabras es la hormona de la felicidad o del bienestar.

Entonces nos sentimos cómodos con cosas que son malas.

Pero afortunadamente, aunque no sea fácil, hay manera de revertir este proceso.

¿Cómo Dejar De Hacer Las Cosas Que Nos Hacen Daño?

Hay que empezar por identificar cuáles son esos malos hábitos.

Porque, una cosa es entender por qué funcionan así…

Otra muy diferente es pasar de aquí a allá, al punto en el que ya no tengamos esos malos hábitos.

El punto en el que ya cambie mi forma de vida y se produzca la transformación que me va a permitir, no sólo evitar esas terribles maneras de morir, sino mejorar.

Así sea en aspectos pequeños, adquiriendo incluso hábitos sencillos que te pueden ayudar muchísimo.

Por ejemplo empezar a utilizar seda dental todos los días, además de cepillarte 3, 5 veces al día.

O muchas cosas más.

Entonces, la primera parte para transformar estos hábitos es analizarlos en este momento.

Por ejemplo, muchas veces cuando tenemos malos hábitos alimenticios, no sabemos cuántas veces a la semana comemos mal, ni cuántas veces comemos bien.

De la misma forma, en el aspecto financiero, hay gente que no sabe exactamente cuánto gana y cuánto gasta.

Porque no se han dedicado a medir.

Para nuestro cerebro es difícil aceptar que estamos tomando malas decisiones, que no somos buenos con algo, que no somos buenos controlando nuestro comportamiento…

Y por la misma razón, evita pensar conscientemente qué tan mal estamos.

Paso #1

Entonces, la primera actividad que te recomiendo, es que escribas en una agenda durante una semana, los 7 días de la semana, tus hábitos.

La idea es que tú te levantas y sin cuestionarte, sin pensar si está bien o mal, sin decir «yo debería de hacer esto»…

No, llevando tu vida común y corriente, anotes cada cosa que haces.

Incluso hay algunas aplicaciones que puedes descargar para tu celular en donde anotas en qué gastaste el día, cuáles son las diferentes actividades.

O simplemente, apuntas en un cuaderno.

Paso #2

Posteriormente, vas a analizar la frecuencia, de qué tan negativo puede ser para ti, si es algo que pensabas que puede afectarte pero en realidad no y quizás haya algo más prioritario que debas cambiar.

O si verdaderamente es algo a lo que debes prestarle atención en este momento.

Paso #3

Finalmente, con esta claridad, vas a adquirir un compromiso con cambiar estos hábitos.

A través de la consistencia y evitando uno de los errores graves que todos cometemos: Pensar que ese hábito es normal.

Pensar que porque otras personas tienen estos malos hábitos, entonces no son problema o no se pueden cambiar.

Que porque muchas personas fuman = Entonces no está tan mal.

Eso era lo que se pensaba hace tiempo…

Hasta que la ciencia nos demostró que fumar causa la muerte, causa cáncer de pulmón y muchas otras cosas negativas.

Antes simplemente era aceptado socialmente porque todas las demás personas lo estaban haciendo y no había ningún problema (incluso médicos, gente de clase alta, etc).

No podemos dejar que esta influencia realmente nos altere el raciocinio y el saber que ciertas cosas son negativas.

Por el contrario, debemos comprometernos si queremos vivir una mejor vida.

Si queremos esa transformación positiva con nosotros mismos en decir: «Voy a tomar un pequeño paso todos los días para cambiarlo».

Y aquí es donde viene el tema de la consistencia.

Al inicio cambiar un mal hábito parece imposible. A todos nos pasa.

Porque tenemos que persistir y tratar de evitar esas cosas que nos encantan, a las que nos es difícil resistir en los momentos que estamos estresados, ansiosos o cansados.

Pero si lo empezamos a hacer poco a poco, y analizamos ese disparador o esa situación que en principio causa que busquemos ese mal hábito (¿te acuerdas el primer componente del hábito?).

De esta manera, empezamos a hacer un cambio.

Y si persistes 30 días, 45 días, 60 días… Va a llegar un momento en donde va a ser tan difícil eliminar un buen hábito, como lo sería eliminar un mal hábito.

Porque un hábito bueno o malo, para el cuerpo, para el cerebro y para la mente, es simplemente un hábito.

Cuando nos acostumbramos a hacer algo de cierta manera, una y otra vez, obtenemos la misma recompensa.

Ya sea bueno o malo para nuestra salud, para nuestra vida, para nuestra felicidad.

Así que lo que debemos es persistir en cosas positivas, para que se vuelvan innatas.

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